miércoles, 3 de agosto de 2011

Una Cancion Necesaria - Vicente Feliú


Una lección para toda la Brigada

Corrían los primeros meses de 1972. Aunque no era la primera vez en Cuba que el arte citadino subía a la montaña, sí fue una experiencia nueva para los jóvenes que constituimos la Primera Brigada de Escritores y Artistas “Sierra Maestra”.Una de mis obras que por aquel entonces cantaba asiduamente era “Una canción necesaria”, dedicada al Ché de manera coloquial. Algunas razones me llevaron a componer aquella canción. Una de ellas fue que,arremeto contra los burócratas y los simplistas, y con lo anticlerical inveterado que soy, la cierro con un verso del poeta chileno Vicente Huidobro a Lenin: “Desde hoy nuestro deber es defenderte de ser dios”.  Otra, fue escuchar que en boca de un cantante latinoamericano que no conocía entonces, una idea que contradecía completamente el verso de Huidobro que había incorporado a mi canción, y que rezaba: “San Ernesto de La Higuera lo llaman los campesinos...”. Era más de lo que podía soportar.
         Vuelvo a la Brigada. Una mañana llegaron al campamento donde estábamos, diciendo que venía un cantante chileno de la Unidad Popular a encontrarse con nosotros. Nos comentaron que llegaba a Cuba por primera vez, invitado por la Unión de Jóvenes Comunistas, y al conversarle en La Habana sobre la experiencia de los jóvenes artistas en la Sierra Maestra había manifestado su interés de juntarse en primera instancia con nosotros. Bajó aquel chileno del avión, con una sonrisa que convencía al más atareado, con una tranquilidad de espíritu que lo relajaba a uno, y con unas ganas tremendas de compartir sus experiencias. Cabello largo, vaqueros azules medio desteñidos, poncho, guitarra al hombro, sin dudas del sur, sin dudas peregrino, sin dudas trovador. Era como nosotros, solo que mayor, no por años sino por vida. Era Víctor Jara.Como anfitrión, me tocó abrir, y canté “Una canción necesaria”. Víctor escuchó con toda la atención que lo caracterizaba, y al final, me dijo: -Fíjate qué cosa más interesante. Pareciera que entre tu canción y una que yo canto hay una contradicción, y no la hay, porque la religiosidad de los campesinos latinoamericanos parte de convertir en sus dioses a los héroes-. Y me cantó “Zamba al Ché”, de Rubén Ortiz, canción que ha sido una de las paradigmáticas en la extensa discografía sobre el Guerrillero Heroico. La canción, lejos de encaramar en un altar inalcanzable al Ché, lo asume para la cultura de los pueblos latinoamericanos y lo incorpora a la idiosincrasia personal de sus hombres y mujeres, muy lejos del catolicismo occidental en el que yo había sido formado. Fue la primera lección que recibí personalmente de Víctor. La otra, creo que la recibimos todos.
Nos reunimos con toda la Brigada en la Playa Las Coloradas, en el sitio exacto donde desembarcaron los expedicionarios del Granma Después nos fuimos a una actividad creo que en un pueblito serrano, y al momento de entrar Víctor, absolutamente todo el mundo quedó absorto ante la manera tan desprejuiciada, sabia y entregada con que ofreció su palabra y su canción. Tantas fórmulas que habíamos buscado para llegarles a los campesinos adultos y a los niños, y este hombre, tan de afuera para ellos como nosotros, se los había metido en un bolsillo de la manera más natural del mundo. La actuación fue poco menos que apoteósica, y nos marcó definitivamente a todos. Fue la lección para toda la Brigada. (Vicente Feliú, de su blog Creeme)

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