viernes, 7 de octubre de 2011

Silvio Rodriguez y El Indio Figueredo (Encuentro)


Era finales de 1974. Noel Nicola y yo habíamos sido expulsados de República Dominicana cuando terminó el Festival 7 Días con el Pueblo. Fuimos a dar a Caracas, donde todavía no estaba oficializada la relación con Cuba; el que iba a ser embajador, Norberto, vivía en un apartamento en Parque central y él nos resolvió que pudiéramos salir urgente de donde nos echaban. Ahí caímos en manos de unos amigos venezolanos que nos organizaron una girita apresurada por todo el país. Así llegamos a San Fernando de Apure, a través del llano y de unas carreteras que parecían bombardeadas, nadie pasaba por allí. Al día siguiende del concierto en San Fernando, que fue en la calle, nos fuimos a una finiquita que el Indio Figueredo tenía cerca. Allí, comiéndonos un chilindrón con casabe, escuchamos al Indio tocar el harpa, mientras su hijo tocaba el cuatro y su nieto las maracas. No me vas a creer que Noel y yo escuchábamos todo esto meciéndonos en unas hamacas inmensas que nos habían puesto. Aquello fue aparentemente tan fácil y fluido que con el tiempo fue que nos fuimos dando cuenta de que habíamos vivido una experiencia excepcional. La verdad que la gozamos, porque la música que hacía el Indio parecía que salía de todas partes. Era imposible compaginar el movimiento de sus manos con aquellos contrapuntos que fluían como un manantial de la naturaleza.(Silvio Rodriguez)

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